La dopamina es un neurotransmisor cerebral que se relaciona con las funciones motrices, las emociones y los sentimientos de placer.
En relación con las emociones, la dopamina es uno de los principales neurotransmisores cerebrales relacionados con los trastornos bipolares. Sabemos que se produce un aumento de la actividad de este neurotransmisor cerebral en las fases de manía e hipomanía. Una reducción de la función dopaminérgica podría ser uno de los causantes de las depresiones.
Nuestro cerebro tiene diferentes neurotransmisores y requiere un equilibrio de los mismos para poder funcionar correctamente. La dopamina se relaciona con el estado de ánimo y el comportamiento. Este neurotransmisor es liberado, entre otras, por un área del cerebro llamada hipotálamo (glándula endocrina que forma parte del diencéfalo y suele considerarse el centro integrador del sistema nervioso vegetativo). La dopamina es un modulador importantes de gran variedad de funciones fisiológicas, como la locomoción, funciones cognitivas, afectividad, aspectos neuroendocrinos y la conducta social y maternal.
Se ha descubierto que la dopamina es importante en los sistemas de recompensa y motivación en el núcleo accumbens y hay estudios que demuestran cómo el uso continuado de antidepresivos facilita la trasmisión dopaminérgica.
La experiencia clínica nos indica que la inhibición de la transmisión dopaminérgica tiene efectos terapéuticos en la manía y que puede inducir síntomas depresivos en sujetos sanos.
Diversos estudios han detectado niveles elevados de ácido homovalínico, metabolito de la dopamina, en el líquido cefalorraquídeo y en el plasma durante los episodios maníacos de pacientes bipolares. Se ha detectado un progresivo aumento de los niveles de ácido homovalínico plasmático y urinario en pacientes depresivos que han presentado un viraje hacia un episodio maníaco con síntomas psicóticos tras recibir tratamiento antidepresivo. También se ha demostrado que los niveles elevados de ácido homovalínico en plasma, previos al inicio del tratamiento del episodio maníaco con síntomas psicóticos, pueden predecir una respuesta precoz al neuroléptico. Personas con niveles elevados de este ácido podrían beneficiarse de dosis bajas de antipsicótico, mientras que personas con niveles de ácido homovalínico más bajos necesitarían dosis más altas.
Los antipsicóticos convencionales, como el haloperidol y la clorpromazina y losantipsicóticos atípicos como el amisulpride, el aripiprazol, la clozapina, la quetiapina, la risperidona y la ziprasidona son eficaces en el tratamiento de los episodios maníacos. Estos fármacos son agentes que bloquean los receptores dopaminérgicos D2. Un estudio preliminar indicó una mayor densidad de receptores D2 en pacientes que presentaban manía con síntomas psicóticos comparado con los sujetos sin el trastorno.
En cuanto a los eutimizantes, se sabe que el litio reduce la producción dopaminérgica global y modifica la sensibilidad a los agentes dopaminérgicos mediante su efecto sobre el receptor D1. El valproato es otro fármaco eutimizante, muy utilizado en los EE.UU. Parece ejercer una acción indirecta sobre el sistema dopaminérgico. Aunque el valproato no modifica la densidad de receptores D2, sí podría reducir la síntesis o la liberación presináptica de dopamina a través de segundos mensajeros. La carbamazepina también tiene una eficacia probada en la manía y en profilaxis. También se ha demostrado la acción profiláctica y predominantemente antidepresiva de la lamotrigina.
Por lo que respecta a la acción de los antidepresivos, la gran mayoría de ellos no ejercen ningún efecto inmediato sobre los niveles de dopamina en el espacio sináptico, mientras que sí son potentes inhibidores de la recaptación de la adenalina y serotonina (otros neurotransmisores de nuestro cerebro). Cabe destacar, que el bupropion actúa como inhibidor de la recaptación de la serotonina. Se ha demostrado una potenciación de la respuesta de los receptores postsinápticos D2 y D3 en las sinapsis mesolímbicas tras la administración prolongada de antidepresivos.
Respecto al efecto de los fármacos estimulantes, sabemos que el consumo de estas sustancias se ha asociado con la precipitación de sintomatología maníaca en sujetos sin la enfermedad y sobre todo en personas con trastorno bipolar. Se ha demostrado que la cocaína y la anfetamina aumentan la concentración de dopamina en el espacio sináptico. La administración crónica puede precipitar un episodio maníaco en pacientes bipolares, y desencadenar un trastorno psicótico en cualquier persona con cierta predisposición.
Se ha observado cómo los estados depresivos relacionados con la enfermedad de Parkinson, que responden al tratamiento con agonistas dopaminérgicos, se caracterizan sobre todo por falta de motivación y desinterés por el entorno. La administración de levodopa (fármaco precusor de la dopamina) puede desencadenar cuadros maníacos. También se sabe que labromocriptina (agonista D2 dopaminérgico) puede inducir episodios de manía.
En esta noticia sobre el papel de la dopamina en los trastornos mentales en general y en el trastorno bipolar en particular, hemos visto que es uno de los neurotransmisores más importantes relacionados con la enfermedad. Es posible la hipótesis de que la liberación excesiva de dopamina a nivel presináptico sea un mecanismo presente en varios trastornos mentales que manifiestan sintomatología psicótica positiva. La manía no psicótica responde también a antagonistas dopaminérgicos principalmente en los casos en los que predomina la hiperactividad o la agitación.
Los conocimientos actuales indican que los trastornos mentales graves pueden implicar a varios sistemas neurotransmisores entre otras moléculas. En cuanto a avances en el futuro, el progreso de la neuroimagen aportará un mayor conocimiento de la participación de las vías dopaminérgicas en la fisiopatología de las distintas fases del trastorno bipolar. El desarrollo de los modelos animales y el progreso de la genética y la neuroimagen nos aportarán más respuestas.
Bibliografía:
• David A Cousins; Kelly Butts; Allan H Young. «The role of dopamine in bipolar disorder». Bipolar disorders. 2009 Dic.11(8):787-806.
• E. Baca Baldomero, M. Roca Bennasar. Dopamina y esquizofrenia. Mayo ediciones, 2004.
Publicado el 16-01-2012 en Forumclinic por Anaïs Barcelona. Psicóloga del Hospital Clínic de Barcelona