Me pongo en contacto con usted para solicitarle ayuda para una niña en particular y, por extensión, para mi familia
Aunque soy consciente del poco ‘atractivo’ político que supone el caso que denuncio, dado que estoy en clara desventaja numérica respecto a un amplio colectivo, y por tanto, con pobres expectativas para ser tenido en cuenta, pues no nos olvidemos que aquí lo que cuenta es la contabilización de votos, la praxis pura y dura, quiero llamar a su puerta y tocar su sensibilidad, ya que se lo debo esencialmente a una niña que ha venido sufriendo constantes y sistemáticas muestras de aislamiento, exclusión, burlas, menosprecios, humillaciones, vejaciones y marginación negativa a nivel escolar, por parte de compañeros y con el consentimiento, ninguneo y mirar para otro lado de ciertos maestros y de todo un Sistema Educativo Extremeño, incluida la Consejera de Educación de Extremadura, Eva Mª Pérez.
Esa niña, llamémosle S, tiene actualmente 11 años y padece un importante déficit atencional; trastorno que le afecta en muchos ámbitos de su vida, dada la inhabilidad que presenta en las llamadas funciones ejecutivas y que redundan en un muy pobre rendimiento escolar y social, lo que le relega además a ser considerada “carne de cañón”, víctima propicia para niños disruptores y poco atractiva para el grupo de sus iguales en general.
S. ha sufrido por todo ello, y como vengo previendo desde hace años en distintos escritos registrados que lo constatan, un cuadro ansioso-depresivo, motivado por ese minante y polucionado ambiente escolar.
S. ha manifestado incluso deseos de morirse, como constató en su día, mediante parte de asistencia, vía urgencia, su pediatra, tras salir como tantas veces, del colegio llorando.
S. se ha visto forzada a dejar el colegio, a pesar de ser la víctima de ese bullying consentido (Lleva un año sin acudir al colegio)
A S se le negó el cambio de aula por ese aislamiento y marginación de gran parte de su clase.
A S. se le han negado las ayudas para el alumnado con necesidades educativas específicas, pues no olvidemos que ese 33% valorado no es debido a que la niña esté manca, como el que suscribe, sino por el TDA, doblemente diagnosticado que sufre.
A S. incluso ni siquiera se le ha evaluado por psicólogo de la Fiscalía de Menores, como solicité en mi denuncia efectuada a mediados de diciembre de 2008 y nuevamente en junio de 2009.
A S. tampoco se le ha querido evaluar en el curso pasado, pues el padre entiende que, dado el nivel generalizado de conocimientos de este sistema educativo nuestro, promocionaría sin problema alguno a 1º de la ESO, donde debería estar al día de hoy, como cualquier niño competente. Es triste y duro oir a S. cuando ya a finales del curso pasado la niña expresaba quejándose que para qué estudiar si al final no la iban a dejar pasar. Finalmente, la pretensión de este Sistema Educativo es que repita 6º, a pesar de que, insisto, se vió forzada a dejar el colegio por ese acoso consentido.
S. me ha preguntado finalmente, que por qué ha tenido que ‘jorobarse’ si ha sido ella quien ha sido la víctima. S. me ha afirmado repetidamente, enfadada y triste que no es justo y yo dolido, he tenido que callar.
Es paradójico comprobar el esfuerzo diario de esa niña, con las secuelas perdurables que todo este kafkiano asunto ha dado lugar, amén de sus inhabilidades por su déficit atencional; esfuerzo apoyado por un padre que ha intentado ayudarla a nivel anímico-emocional y académico y por lo que ha sido forzado a dejar su trabajo desde primeros de junio de 2008 y ahora fiscalizado otro año más, como poco, pues como antes comentaba a la niña no se le ha dejado promocionar, por lo que me veo obligado a matricularla en un colegio californiano, ligado a la Libre Educación, con los gastos y obligación de estar con la niña, que ello requiere, lo que me impide estar otro año más sin poder trabajar y endeudándome aún más.
Paradójico no sólo por ser la víctima, como digo, sino porque amén de conocimientos con respecto a los compañeros de su clase, sin duda alguna, promocionaría a no ser que una vez más se diese un escandaloso agravio comparativo, no sólo a nivel de conocimientos con otros niños, sino incluso a nivel de promoción, pues de todos es sabido que se efectúa por edades, al menos en estas etapas. No es extraño, incluso ver a alumnos inmigrantes que están en la ESO, por la edad correspondiente, estando muchos de ellos incluso aprendiendo a leer o a realizar operaciones matemáticas elementales.
S. como comprenderá es mi hija. S es la inicial de Silvia, pero podría llamarse perfectamente SOLEDAD, nombre que describiría con auténtica perfección, el aislamiento y soledad de una niña y, por extensión, su familia.
– Soledad y aislamiento que ofrece la incomprensión en este caso por la falta atroz del conocimiento de esta patología, que bien podría denominarse TDAS (Trastorno por Déficit de Atención SOCIAL) donde el afectado y su entorno inmediato son incomprendidos en este difícil y arduo camino diario. De ahí el que muchos denominen a este trastorno ‘Enfermedad invisible’, sobre todo Social.
– Soledad y aislamiento alimentadas por la exclusión, desidia y falta total de apoyo social, que la hace muy costosa, repito para la familia.
– Soledad y aislamiento que se adhiere mucho más cuando muchos de estos niños tienen una pobre y poco desarrollada empatia y habilidades sociales, lo que les relega a no ser integrados adecuadamente en su entorno grupal y escolar; a su no pertenencia al grupo de iguales.
– Soledad y aislamiento porque el sistema escolar, subdesarrollado en materias de Atención a la Diversidad y de formación del profesorado es un agresor en potencia, cuando a estos niños se les niegan las ayudas que una estéril, LOE, incluso marca, pero que en la praxis, raramente se cumple.
– Soledad y aislamiento porque es típico de este sistema, mal denominado educativo, tener la peculiar costumbre de defenderse atacando al entorno familiar cuando éste solicita y pide unas ayudas y apoyos necesarios para el desarrollo, integración y normalización de estos niños.
Como venía a expresar Niemeller, hoy le tocó a esta niña y a su entorno familiar, pero no pasa nada; no se hizo nada. Mañana le puede tocar a alguien que conozcamos, pero tampoco será angustioso, no nos tocó a nosotros y por tanto tampoco haremos nada. ¿Qué pensarás tú, que lees esto cuando pueda ser tu turno, cuando seas tú el/la afectad@?, ¿tenemos que esperar a ese momento?
Como aclaraba en algún escrito a los representantes de mi ayuntamiento, Ciudadanos de Villafranca y PP, y en la misma línea, les expreso que ‘No puedo prometerles mi voto porque el desencanto y mi agnosticismo político e institucional es casi total, pero sí reconocer y, ojalá agradecer finalmente, quién se interesó por los ciudadanos, más concretamente por una menor, al menos en este caso”, independientemente de idearios, ideologías o apologías políticas.
Atte Manuel Rodríguez G.
PD.
Le dejo, por si es de su curiosidad, parte de “la zona visible de ese iceberg”, al que he denominado “Acoso institucional”, en forma de artículos publicados en diversos diarios digitales.